Fraudes con tarjetas 01

Un amigo fue al gimnasio, dejó sus pertenencias en su taquilla y al regresar del entrenamiento vio el candado de su taquilla abierto. “Qué curioso, -se dijo-, pensé que lo había cerrado”. Rápidamente comprobó: “Parece que está todo, la cartera, las llaves, el dinero, las tarjetas…”

Pasadas unas semanas, cuando recibió el extracto de una de sus tarjetas vio cargos por varios miles de euros, que él no había realizado; llamó al teléfono de aclaraciones del banco y les pidió una explicación, pero el personal del banco se reafirmó en que no había ningún error.

Cuando le preguntaron algunos datos de su tarjeta, él la sacó,…y comprendió todo:

Aquella no era su tarjeta, sino otra semejante, del mismo banco, ya expirada. Aquel día en el gimnasio, el ladrón cambió las tarjetas sin que se percatara.

Al no haber denunciado el robo, nada se podía hacer ya, pues las compras se habían hecho hacía bastante tiempo y en gran número, aunque por pequeños importes, de modo que no llamaron la atención de nadie.